Venus - el segundo planeta del Sistema Solar cuyo nombre es atribuido por los antiguos romanos a la diosa del amor, belleza y fertilidad - siempre fue motivo de inspiración para muchos e incluso para grandes astrónomos contemporáneos. En la novela “Contacto” del desaparecido astrónomo Carl Sagan, se mencionaba:

“Ellie solía contemplar a Venus e imaginar que se trataba de un mundo semejante a la Tierra, poblado por plantas, animales y civilizaciones, pero todos distintos de los que tenemos aquí... La idea le resultaba fascinante: un planeta tórrido, tropical, que rebosaba de vida inteligente, y a muy corta distancia”.

Para la pequeña Ellie - el personaje principal de la novela que, en el transcurso del relato de Sagan llegó a ser una brillante astrónoma - todo encajaba. Venus tenía que ser espectacular. Era tan romántico y fastuoso pensar que un planeta con características muy similares a la Tierra, podría ser fértil y bello, donde también pudiese abundar vida en todas sus expresiones. Ellie no tenía por qué equivocarse. Ya en 1761 el científico ruso Mijaíl Lomonósov, observando el tránsito de Venus (evento astronómico donde se puede contemplar desde la Tierra el paso del planeta a manera de un pequeño círculo oscuro, a través del disco solar), había descubierto que el planeta poseía una atmósfera. Sin embargo, Ellie se fue decepcionando de Venus conforme avanzaba en su vida académica y científica.

Venus, llamada por los antiguos sudamericanos - según los “Comentarios Reales de los Incas” de Garcilaso de la Vega - como Chaska, que significa “de cabellos largos y crespos” por el maravilloso brillo que posee a veces al anochecer, a veces al amanecer; siguiendo o precediendo al Dios Sol; está muy lejos de ser el paraíso que Ellie imaginaba. Hoy se sabe que Venus se parece más al infierno que intentan describir algunas religiones.

Venus posee una atmósfera compuesta en 96% por dióxido de carbono, presión atmosférica de 92 veces mayor que la de la Tierra, temperaturas superficiales de más de 490°C y es un lugar donde probablemente lluevan metales y existan ríos enteros de ácido sulfúrico. Venus se encuentra en un “efecto invernadero” infernal: "La energía que proviene del Sol pasa a través de la atmósfera venusiana, calienta su superficie y al ser irradiada es retenida por las densas nubes de dióxido de carbono que posee". ¡Condiciones catastróficas para la vida!.

Pero existen algunas interrogantes. ¿Venus tuvo alguna vez condiciones similares a las de la Tierra?. Si las tuvo, ¿qué sucedió?. ¿Por qué el actual efecto invernadero?. ¿Acaso el destino de la Tierra será ser mismo?. Las respuestas aún no son claras, pero ante la amenaza evidente e inminente del calentamiento global en la Tierra, Venus se convierte en un escenario perfecto para saber a dónde nos dirigimos si los estados no toman acciones y desiciones concretas para empezar a limitar las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. ¡¿Quién sabe?! Tal vez las imaginaciones de la pequeña Ellie fueron reales en algún momento de la historia del planeta Venus.